mayo 14, 2020
Las emociones siempre han estado vinculadas a los procesos de aprendizaje desde nuestra existencia. Su estructura y procesamiento se encuentran en el cerebro, en un sistema llamado límbico. La complejidad de ese proceso colaborativo inicia con la recepción de los estímulos y la interpretación que damos a las sensaciones que nos producen y el significado que le otorgamos a cada experiencia. El rol fundamental de las emociones radica en lograr la consolidación del conocimiento necesario o de interés en la memoria, nuestro mayor recurso para aprender, crecer y compartir.
Esto significa que las emociones son eventos de carácter biológico y cognitivo que tienen sentido en nuestra interacción social. Por esta razón ameritan ser identificadas, comprendidas y gestionadas con cuidado y valoración en nuestro proceso de autoconocimiento y convivencia cultural.
Nos toca cobrar mayor conciencia emocional. ¿Cómo? Asociando los procesos formativos al bienestar y la felicidad, juzgando menos, comprendiendo y reconociendo más, combatiendo el estrés y los momentos de crisis con objetividad, respuestas resolutorias y sentido del humor. En nuestro trayecto de vida, vamos aprendiendo muchas cosas, solo algunas de ellas permanecerán en nuestros recuerdos y la emoción es la responsable de ello.Tanto fuera o dentro de un aula, los aprendizajes siempre estarán asociados a los sentimientos, que son los que permanecerán como huellas eternas en nuestra memoria. Como un hermoso jardín de diveras plantas que nos regala la Naturaleza, cultivemos y cuidemos nuestras emociones y las de los demás, pues como reflexionó la escritora y educadora Maya Angelou; “La gente olvidará lo que dijiste, también olvidará lo que hiciste, pero jamás olvidará cómo les hiciste sentir.”
A continuación compartimos algunas estrategias simples que puedes implementar desde tu entorno familiar para promover una educación emocional:
Si no te siento emocionalmente estable (vulnerable ansioso-a o a punto de estallar), puedes darme un espacio, respirar, poner límites, comunicarlo de la mejor manera posible y solicitar ayuda profesional, si es necesario