abril 29, 2020
El tráfico, el uso de altoparlantes, música en alto volumen, los colmadones, discotecas, construcciones y actividades en las vías públicas, como lo son las caravanas, protestas, conciertos, son algunas de las actividades que exponen a la República Dominicana a la contaminación acústica. Debido a que muchos desconocen las consecuencias de este tipo de contaminación, esta modalidad de polución se ha convertido en un patrón cultural en nuestro país, comenzando por el uso de un tono de voz alto al conversar, característico entre los dominicanos. Este cotidiano hábito es un indicador cultural de contaminación acústica.
La exposición a altos decibeles no solo puede causar la pérdida de audición, sino que también puede desarrollar en el cuerpo otros daños físicos y psicológicos. Los daños psicológicos provocados por la contaminación auditiva comprenden cefalea, ansiedad, molestia, irritabilidad y desconcentración del individuo. Por otro lado, además de provocar trastornos auditivos, se han realizado estudios que muestran una relación entre el ruido y enfermedades cardiovasculares, tales como la hipertensión arterial, el accidente cardiovascular o la insuficiencia cardíaca, según un estudio publicado en el Journal of American College of Cardiology.
Con el propósito de promover en el ámbito internacional el cuidado del ambiente acústico, la conservación de la audición y la concienciación sobre las molestias y daños que generan los ruidos, desde hace más de 20 años se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido en el último miércoles del mes de abril. Este año, esta actividad será celebrada el miércoles 29 de abril.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha realizado varios estudios sobre las consecuencias de exponerse al alto volumen constantemente, además considera como ruido a todo sonido que sobrepase los 65 decibelios.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo hay más de 360 millones de personas que sufren de pérdida de la audición y más de 32 millones de ellos son niños. Además, los mismos datos de la OMS reflejan que más de 1,100 millones de jóvenes en el mundo están en riesgo de tener pérdida de la audición por el uso de auriculares y otros dispositivos electrónicos en una frecuencia de 80 a 120dB.
La Fundación Propagas, a través de su concurso Premio Greta a la Innovación Ambiental en la Escuela, ha apoyado iniciativas de jóvenes que han mostrado su preocupación acerca de la contaminación acústica. En la última entrega del Premio Greta, se entregó el segundo lugar al colegio St. Patrick’s School, el cual ideó una aplicación móvil para disminuir la contaminación sonora generada por el generada por el altoparlante para anunciar la llegada de los padres, así como el ruido generado por los estudiantes en el patio durante el período de espera en la salida hacia sus hogares. Además, se ha demostrado que los niveles normales de decibeles en una conversación deberían estar entre 30 y 50dB, pero hay personas que acostumbran hablar con un timbre de voz que sobrepasa los 50dB. Es por esta razón que este tema del tono de voz así como también las prácticas cotidianas que impliquen el uso del sonido debe ser abarcado tanto en nuestros hogares como en las escuelas, fomentando una cultura de convivencia que respete los niveles recomendados por la Organización Mundial de Salud.