junio 22, 2021
El maestro camina por el sendero de la vida sembrando, inspirando, acompañando y dando lo mejor de sí para que sus estudiantes construyan el conocimiento, se apropien de saberes significativos, se reconozcan a sí mismos, a los demás y a su entorno. La meta es, capacitarlos para la toma de decisiones acertadas de cara a los retos significativos que enfrentamos como sociedad.
En el Día del Maestro, la Fundación Propagas se siente honrada de poder apoyar a los docentes de las escuelas que acompañamos en la ardua tarea de educar y formar ciudadanos comprometidos con la conservación del Medio Ambiente. Partiendo de la premisa de que “somos naturaleza” y que “no se puede amar lo que se desconoce”, nuestra organización ha apostado a la Educación Ambiental como una vía efectiva para promover el bien común y la capacidad de establecer vínculos importantes con nuestro patrimonio natural.
Educar en la naturaleza, según la bióloga y fundadora de la primera escuela infantil al aire libre en España, Katia Hueso, implica tenerla cerca. Una playa, un bosque o hasta un jardín. Incluso una ventana. El aire que respiramos, el agua que bebemos. Es una cuestión de mirada y de cómo la percibimos, más que el elemento en sí. Al integrar entornos naturales al modelo educativo no solo vamos conociéndolos, sino que forjamos una relación emocional, que nos conecta con el medio en el que habitamos para hacernos responsables del cuidado y conservación de ese legado. En la medida en que los niños se convierten en “estudiosos de la naturaleza”, crean conciencia sobre su importancia y fragilidad, y comienzan a desarrollar prácticas de conservación.
En espacios abiertos y naturales, el maestro aprovecha todos los recursos que tiene disponibles en el entorno escolar para desarrollar destrezas en los niños. Desde la contemplación, la descripción y la investigación, así como diferentes lenguajes de expresión, de forma tal que puedan, no solo aprender acerca de la naturaleza, sino también compartir lo aprendido. La intención es que puedan abogar por su cuidado para crear un país más justo, pacífico, tolerante, inclusivo, seguro y sostenible.
La educación en la naturaleza va más allá de la difusión de conocimientos; convierte al estudiante en protagonista y le dota de autonomía, a fin de modificar su conducta. Promueve, además, la adquisición de competencias tales como el pensamiento crítico, la elaboración de hipótesis de cara al futuro y la adopción colectiva de decisiones. Esto se complementa con el desarrollo de la capacidad de aprender a aprender a lo largo de la vida.
Cuando educamos en el amor a la naturaleza, entendemos que somos parte de ella y que ejercemos nuestra influencia desde dentro, no desde fuera. Sólo así estaremos apostando al desarrollo integral de la población menos privilegiada para ampliar las bases de una opinión pública crítica, consciente, propositiva y de una conducta inspirada en el sentido de responsabilidad ciudadana y ambiental.
En momentos en que, por primera vez, el Estado dominicano está dándole importancia a la Educación Ambiental con la promulgación de la Ley de Educación y Comunicación Ambiental 94-20, y más aún cuando la pandemia ha restringido el acceso a la educación de miles de estudiantes por estrictas medidas sanitarias, los entornos naturales en las escuelas pueden aprovecharse para impulsar un cambio en el modelo educativo tradicional, favoreciendo además, la salud emocional y el aprendizaje de los estudiantes.
De manera especial felicitamos a los maestros de las treinta y tres escuelas que participan en el Programa Aprendemos y reconocemos su trabajo, entrega y dedicación para contribuir al logro de esta meta tan importante para el desarrollo integral de nuestro país.